viernes, 20 de enero de 2012

Cosas que odiamos los meseros


Qué mucho se quejan los clientes de los meseros. Que son lentos, ineptos, pretenciosos, torpes… Pero, saben qué??? Nosotros los meseros también odiamos ciertas actitudes de ustedes como clientes. Así que presten atención, mucha atención, porque aquí les presento una lista de algunas de las cositas que deberían tener en cuenta para mantener a su mesero de buenas y no hacerlo enojar.

1.    Que no nos saluden
Para nosotros es muy importante que ustedes lleguen al restaurante, ya que gracias a eso es que podemos ganarnos la propina. Al llegar, un buen mesero les dará una amigable y simpática bienvenida, así que lo menos que pueden hacer es reciprocar la misma. Odiamos sentirnos ignorado por nuestros clientes y de seguro, ya empezamos MAL!
2.    Que nos llamen como a los perros
Al llegar a la mesa el mesero se presenta ante ustedes y les dice o hasta le escribe su nombre en la mesa. Este gesto no es porque queremos ser sus amigos. Tiene un propósito. ODIAMOS que nos silben, que hagan tronar sus dedos o que comiencen hacer cualquier tipo de sonido desagradable para llamar nuestra atención. Créanme, más nos tardaremos en atender su necesidad.
3.    Que quieran unir las mesas a su conveniencia
Ustedes, señores clientes, no pueden entrar a un restaurante queriendo hacer lo que les dé la gana con las mesas. Las mesas tienen números para nosotros. Si comienzan a meter, sacar, mover, virar, cargar las mesas, lo único que harán es complicar la situación y armar un lío. Esperen a que sus meseros atiendan sus necesidades. Ellos se encargarán de ello.
4.    Que pidan nuestra recomendaciones y no las tomen en cuenta
Si al fin y al cabo ustedes se va a comer lo que les dé la gana, ¿por qué razón nos piden que les recomendemos lo mejor del menú? ¿Por qué nos preguntan   “cuál es el plato que más te gusta”? ¿Por qué? Cuando nos hacen esa pregunta, realmente tomamos de nuestro valioso tiempo para explicarles detalladamente los platos que les estamos recomendando.
5.    Que nos hagan comentarios o preguntas estúpidas
Muchas veces, los clientes quieren hacerse los graciosos con comentarios que lo que verdaderamente nos causan es ira. Nos piden agua de Carraízo Spring, nos hacen leerles el menú, les tenemos que decir exactamente el tamaño de un plato en particular y decirles si se llenarán con esa cantidad. En lo que perdemos el tiempo escuchando sus comentarios o chistes, podemos estar atendiendo la necesidad de otro cliente.
6.    Que dejen hacer lo que les da la gana a sus hijos
Nosotros somos meseros, no niñeros. Además, el salón comedor no es un parque para que sus hijos estén gritando y correteando. Cuando un cliente no está pendiente a su hijo, hace que otros clientes se molesten y también afectan nuestro trabajo ya que cargamos con bandejas llenas de comida y/o bebidas que se nos pueden caer.
7.    Que se soplen la nariz con la servilleta
Es horrible ver a un cliente sacudirse y limpiarse su nariz con la servilleta y luego dejarla encima de la mesa. Ustedes como clientes deben ser considerados. Entendemos que es algo natural que de repente les dé con estornudar, pero pueden tomar las servilletas con las que limpiaron sus narices y echarlas a la basura. Se los agradeceremos!
8.    Que el cliente no deje propina
Nos enoja mucho haber servido bien a un cliente y que, al final, cuando se le entregue la cuenta, nos deje una miseria o simplemente no deje propina. Si todo estuvo bien en el servicio y no tuvo ningún inconveniente, ¿por qué no agradecernos con el 15%?
9.    Que el cliente pida descuento por ser amigo del dueño
“Soy amigo del dueño, soy la mamá del mejor amigo de dueño, soy el tío del vecino del papá de la esposa del dueño”. Esto es una actitud claramente repugnante. Si fuiste al restaurante, comiste y lo disfrutaste, ¿por qué pedir un descuento?
Y por último, y no menos importante:
10. Que los clientes lleguen a la hora de cierre
Para nosotros, es “glorioso” ver que faltan 15 minutos para la hora de cierre. Generalmente, nuestros turnos son de 8 horas de pie, corriendo de lado a lado, cargando bandejas y soportando clientes malcriados. Nos molesta muchísimo que los clientes sean tan desconsiderados que, después de haber llegado tarde al restaurante, también se den puesto para ordenar y terminar su visita.

Si usted es uno de esos clientes que exige mucho de su mesero, revise y dese cuenta si usted es un buen o un mal cliente. Estamos para brindarles un buen servicio, pero necesitamos que nos ayuden a que su visita al restaurante sea una placentera.

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